Aqva Onobensis. El Acueducto de Onoba Aestvaria· es el título de la investigación de carácter multidisciplinar publicada por la Universidad de Huelva en la que se certifica la relevancia histórica del acueducto romano de Huelva, evidenciando que la importancia de esta obra de ingeniería civil va más allá de su valor patrimonial.
Se trata de un trabajo editado por el catedrático de Arqueología, Juan Manuel Campos, y el profesor titular de Arqueología, Javier Bermejo, que analiza de forma pormenorizada el Acueducto de Huelva, contando con la intervención de especialistas de diferentes disciplinas humanísticas y experimentales, que ofrecen un amplio acercamiento a este emblema de Huelva desde múltiples perspectivas, ha informado la UHU en un comunicado.
La publicación, tal y como ha explicado Campos, forma parte de un proyecto mucho más amplio, como es el Plan General de Investigación de la Zona Arqueológica de Huelva, que abarca los yacimientos de la ciudad de Huelva y su entorno.

A pesar de que existan estudios precedentes sobre el acueducto, Javier Bermejo ha concretado que ·esta obra aporta novedades interesantes, como sucede con los aspectos relacionados con la hidrología y las características químicas del agua que nutre este conducto, pasando por las cuestiones arqueológicas y espeleológicas o hasta con temas relacionados con la biología, porque sus galerías subterráneas han posibilitado el desarrollo de un biotopo concreto».
Precisamente es esa trascendencia de esta obra de ingeniería civil la que ha llevado a los impulsores de este libro a analizar el tema de forma amplia, más allá del punto de vista histórico-arqueológico, abordando otras cuestiones, como la biodiversidad, que ha revelado la presencia de especies endémicas de carácter único e, incluso, exclusiva de medios insulares y que se han encontrado por primera vez aquí dentro del ámbito geográfico de la Península.
Y es que este lugar es todo un referente, cuya relevancia trasciende más allá de lo estrictamente patrimonial, puesto que, de un lado, es la obra más monumental que el periodo romano ha legado a la ciudad, la más compleja desde el punto de vista técnico y la más singlar en el entorno arqueológico, y, por otra parte, se ha convertido en un elemento de subsistencia clave para la ciudad hasta prácticamente bien entrado el siglo XX.

El acueducto tiene una importancia que transciende lo puramente patrimonial, que es lo social y la supervivencia. Gracias al acueducto, la población de Huelva pudo desarrollarse en unas condiciones higiénicas más o menos razonables·, detalla el catedrático de Arqueología de la Onubense.
Bermejo ha añadido que ·este doble aspecto convierten al Acueducto de Huelva en un referente más allá de lo estrictamente patrimonial, llegando a conformar en el imaginario colectivo de la ciudad hasta leyendas, historias que han ido revistiendo a la obra de ingeniería hidráulica de un halo, dentro de ese imaginario colectivo, como una obra peligrosa, todo producto de ese desconocimiento que progresivamente ha ido aumentando en el tránsito de los siglos modernos a época contemporánea, a medida que la funcionalidad iba decayendo·.
A estas características hay que añadir una serie de peculiaridades que hacen de esta infraestructura un espacio de enorme atractivo gracias a elementos que lo singularizan en el contexto de las provincias romanas del imperio.
Así sucede con el hecho de ser fundamentalmente subterráneo en la mayor parte del recorrido, a lo largo del cual va captando el líquido elemento de las capas permeables de los cabezos, lo que hace que no presente ningún tipo de revestimiento de argamasa, porque necesita precisamente que sea poroso para filtrar esa agua en la canalización, de ahí que sea un sistema -y es otra de las particularidades- ramificado.
La publicación, tal y como explica Juan Manuel Campos, forma parte de un proyecto mucho más amplio, como es el Plan General de Investigación de la Zona Arqueológica de Huelva, que abarca los yacimientos de la ciudad de Huelva y su entorno, como sucede con Saltés, “un plan en el que cada año se hace el diagnóstico de un proyecto y, en 2019, se consensuó con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y con la Onubense que fuera del Acueducto de Huelva. El resultado del inmenso trabajo desarrollado por el grupo de especialistas de diferentes disciplinas nos pareció que era material suficiente para elaborar una monografía específica, habida cuenta de la importancia y de lo emblemático que es el acueducto romano para toda la ciudadanía, pues, incluso, muchas personas lo han vivido desde pequeño, por ejemplo, con la captación de agua de la Fuente Vieja, inserta en la ciudad desde tiempo inmemorial”.
A pesar de que existan estudios precedentes sobre el acueducto, Javier Bermejo concreta que “esta obra aporta novedades interesantes, como sucede con los aspectos relacionados con la hidrología y las características químicas del agua que nutre este conducto, pasando por las cuestiones arqueológicas y espeleológicas o hasta con temas relacionados con la biología, porque sus galerías subterráneas han posibilitado el desarrollo de un biotopo concreto. Por tanto, los resultados de este trabajo acercarán al gran público, de una manera mucho más directa y con un lenguaje de alta divulgación científica, el conocimiento sobre este espacio patrimonial, de ahí su relevancia, al aportar una nueva visión renovada y actualizada de conjunto”.
Aparición de especies únicas
Precisamente es esa trascendencia de esta obra de ingeniería civil la que ha llevado a los impulsores de este libro a analizar el tema de forma amplia, más allá del punto de vista histórico-arqueológico, abordando otras cuestiones, como la biodiversidad, que ha revelado la presencia de especies endémicas de carácter único e, incluso, exclusiva de medios insulares y que se han encontrado por primera vez aquí dentro del ámbito geográfico de la Península.
Y es que este lugar es todo un referente, cuya relevancia trasciende más allá de lo estrictamente patrimonial, puesto que, de un lado, es la obra más monumental que el periodo romano ha legado a la ciudad, la más compleja desde el punto de vista técnico y la más singlar en nuestro entorno arqueológico, y, por otra parte, se ha convertido en un elemento de subsistencia clave para la ciudad hasta prácticamente bien entrado el siglo XX. “El acueducto tiene una importancia que transciende lo puramente patrimonial, que es lo social y la supervivencia. Gracias al acueducto, la población de Huelva pudo desarrollarse en unas condiciones higiénicas más o menos razonables”, detalla el catedrático de Arqueología de la Onubense.
Hay que tener en cuenta que esta infraestructura es de época romana y, desde entonces, la captación del agua en la ciudad de Huelva se está obteniendo de los cabezos. De hecho, como añade el profesor Campos, “desde su construcción hasta hace prácticamente 40 años se ha vivido de esa agua en Huelva. Entonces, ha sido un elemento importantísimo para el desarrollo de la ciudad. En época romana hubiera sido muy difícil mantener unas termas, un abastecimiento público, una actividad portuaria y agrícola y, sobre todo, la industria del salazón, que necesitaba de muchísima cantidad de agua, sin el acueducto. Pero, además, como demuestra la propia instalación, ha sido renovada constantemente. En época medieval y en la Edad Moderna y Contemporánea se detectan reformas, como se ha visto en el estudio que hemos hecho. Y esto ha permitido que haya estado siempre muy ligado a la población onubense, porque además del suministro a la ciudad a través de las tuberías, también permitía a las personas coger agua de su fuente, sin olvidar que desde aquí se ha regado siempre los campos de cultivo del entorno, algo que no ha cesado nunca, dado que hoy se sigue haciendo con los huertos. Por lo tanto, está muy inserto en la población de Huelva”.
A todo ello, Javier Bermejo añade que “este doble aspecto convierten al Acueducto de Huelva en un referente más allá de lo estrictamente patrimonial, llegando a conformar en el imaginario colectivo de la ciudad hasta leyendas, historias que han ido revistiendo a la obra de ingeniería hidráulica de un halo, dentro de ese imaginario colectivo, como una obra peligrosa, todo producto de ese desconocimiento que progresivamente ha ido aumentando en el tránsito de los siglos modernos a época contemporánea, a medida que la funcionalidad iba decayendo”.
Su carácter subterráneo, una de sus muchas peculiaridades
A estas características hay que añadir una serie de peculiaridades que hacen de esta infraestructura un espacio de enorme atractivo gracias a elementos que lo singularizan en el contexto de las provincias romanas del imperio. Así sucede con el hecho de ser fundamentalmente subterráneo en la mayor parte del recorrido, a lo largo del cual va captando el líquido elemento de las capas permeables de los cabezos. Con un desarrollo norte-sur, esta obra se diseñó de manera arborescente, esto es, por medio de una galería principal en la que convergían otras secundarias. Este trazado y modo de captación, mediante galerías de infiltración, se complementaba con la técnica edilicia empleada en su construcción.
Como describe Juan Manuel Campos, “los cabezos de Huelva son una gran bolsa de agua. El romano tuvo la genialidad de saber cómo sacarle el agua de forma organizada, cómo aprovecharla de manera integral. Y la gran peculiaridad es que la mayoría de su trazado es subterráneo, pero no todo. Cuando llega a la ciudad, hay partes subterráneas y, otras, en superficie. Es posible, aunque no tenemos una garantía total, que pudiera haber algunos arcos para salvar el desnivel que hay entre los cabezos y la zona baja de la ciudad, aunque eso no es algo que esté corroborado. Si atendemos a los textos antiguos se hablan de los arcos y de las luces, con lo cual es posible que estuvieran ahí”.
Y es que, como puntualiza Javier Bermejo, no es el único acueducto del Imperio Romano subterráneo, pero este tipo no era muy habitual y, además, “una de las cuestiones que rápidamente llama la atención del Acueducto de Huelva son sus reducidas dimensiones, de apenas un 1,18 metros de altura x 0,35-0,45 metros de anchura. Esto convierte al canal de conducción en un habitáculo muy estrecho. Prácticamente, no hemos encontrado otro igual en el contexto de las provincias del imperio”.